¿QUÉ VALE MÁS PARA NUESTROS GOBERNANTES: LA PREVENCIÓN DE UN VIAJERO EXÓTICO O EL TRAMIENTO DE UN NIÑO DISCAPACITADO?
Los niños con TDAH (Trastorno por déficit de atención e Hiperactividad), deben tomar diariamente y durante años una medicación que les permita controlar la sintomatología del trastorno que padecen. Dicha medicación – CONCERTA, MEDIKINET, STRATTERA, RUBIFEN – la pasa el Sistema Nacional de Salud pero bajo aportación normal y dado el elevado precio de casi todos estos medicamentos, supone un quebranto importante en la economía familiar, ya por sí maltrecha, pues son otros los gastos que deben asumir además.
Tan importante como el tratamiento farmacológico es el tratamiento psicológico que no está cubierto por la Seguridad Social, y sobre el presupuesto familiar también repercute el apoyo pedagógico que estos niños deben recibir en horas extraescolares, pues hoy por hoy, tampoco los centros educativos afrontan sus necesidades educativas especiales de forma eficaz.
Dicho todo esto, hoy, me encuentro con que un medicamento específico para prevención del paludismo o malaria en viajeros a países exóticos, MALARONE, ha sido con fecha 1 de diciembre, ya no sólo incluido en la lista de medicamentos que financia el Sistema Nacional de Salud, sino que además, esta inclusión se hace a un precio reducido, por lo cual, el viajero exótico sólo deberá pagar un 10% de su precio, o sea 2,64 euros de un total de 45 euros que sería su precio de venta libre.
¿Son más importantes los viajeros exóticos que los niños TDAH? ¿Qué criterios se siguen en el Ministerio de Sanidad para incluir un medicamento u otro en esa sagrada lista? ¿Votan los niños cuando se celebran elecciones? Quién tiene para pagarse un viaje a Kenia, casi un millón de las antiguas pesetas ¿no puede afrontar el gasto sanitario de 45 euros?.
Hasta ahora, yo pensaba que pensar en socialismo era pensar en gasto social aplicando criterios de sostenibilidad sanitaria, proyección de la salud para las clases más indefensas y desfavorecidas, etc, o sea, esa clase de argumentos que aparecen de forma reiterada en todas nuestras leyes donde se dice que los niños son lo primero y que su salud y su futuro debe ser un criterio prioritario.
Parece que no, ¿ qué podrá decir ahora D. Bernat Soria, ilustre Ministro de Sanidad, cuando mire a los ojos a estas familias? ¿Cómo podrá justificar que para él son prioritarios los viajeros exóticos que deciden libremente afrontar el riesgo de un viaje, frente a niños que sin el tratamiento que precisan que resulta dolorosamente caro, carecerán de futuro?
Lola Duque Lucas
Madre de dos niños con TDAH
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