(Segun Barkley)
Los nuevos fármacos no estimulantes indicados en el trastorno por déficit de atención e hiperactividad ofrecen numerosas ventajas con respecto a los tradicionales. No provocan abuso de la sustancia ni trastornos del sueño, y no están contraindicado en los casos en los casos en los que el trastorno provoca la aparición de tics.
El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) afecta a un porcentaje de la población infantil que oscila entre el 3 y el 7 por ciento e influye notablemente en el desarrollo del niño. Hasta este momento, las principales alternativas terapéuticas estaban constituidas por fármacos estimulantes, como el metilfenidato. Sin embargo, en este momento los especialistas ya cuentan con nuevos tratamientos desarrollados en los últimos años que pueden facilitar el manejo del TDAH. "Los nuevos fármacos no son estimulantes, por lo que no pueden producir abuso de la sustancia", explicó Russell A. Barkley, catedrático en Psiquiatría y Neurología en la Universidad de Carolina del Sur (Massachusetts, Estados Unidos) y director del Departamento de Psicología del Centro Médico de dicha universidad, durante la celebración de la IV Jornada sobre TDAH, celebrada la semana pasada en Madrid.
Entre estas nuevas alternativas farmacológicas se encuentra la atomoxetina que, además de tratar el TDAH, es eficaz también en el manejo de la ansiedad. "Entre el 25 y el 35 por ciento de los niños con este síndrome sufre también ansiedad; estos niños pueden tener tics pero este medicamento no empeora esos síntomas", señaló. Aproximadamente, una de cada tres personas que toma medicamentos estimulantes empeora los tics nerviosos producidos por el trastorno. Además, con los medicamentos estimulantes casi la mitad de los niños tenía problemas de insomnio, algo que no ocurre con atomoxetina. Entre sus efectos secundarios destaca la sensación de mareo excesivo y problemas estomacales. Del mismo modo, "no produce una mejora conductual tan grande como los medicamentos estimulantes, por lo que no va a ser útil para todo el mundo; sin embargo, nos da una posibilidad más para tratar la variedad de casos de TDAH", afirmó Barkley.
Aunque los avances en lo referente al tratamiento farmacológico son significativos, parece que el futuro, no sólo del tratamiento sino también del diagnóstico, está en la genética. "Aunque todavía estamos estudiando cuáles son los genes específicos relacionados con este síndrome, hemos descubierto, al menos, cinco genes que parecen estar asociados con el trastorno y otros 15 que podrían estar involucrados", precisó Barkley. De la misma forma, durante este verano tres grupos de investigación identificaron un gen implicado en la respuesta al metilfenidato y la atomoxetina, principales tratamientos para el TDAH. Ambos medicamentos actúan bloqueando un mecanismo de las células nerviosas llamado transportador, que es el encargado de extraer las sustancias químicas y llevarlas hasta las células nerviosas. "Creemos que el gen descubierto es el que construye estos transportadores en las células nerviosas; por este motivo, está relacionado con la acción del medicamento", añadió. Gracias a la identificación de los genes implicados en un futuro próximo será posible determinar de forma anticipada, a través de test genéticos, cuál será la respuesta al tratamiento en cada uno de los casos. "La genética no ha supuesto todavía la aparición de nuevos fármacos pero nos ayudará a seleccionar mejor los tratamientos, así como a diseñar nuevos medicamentos para genes específicos", apostilló este especialista.
En este sentido, los avances en este campo serán útiles tanto para reconsiderar los actuales tratamientos como terapias genéticas como para diagnosticar la enfermedad en los casos en los que la genética sea la causa del trastorno, ya que el hecho de que los padres del niño tengan TDAH multiplica por ocho el riesgo de padecerlo.
Las técnicas de imagen, futuro del diagnóstico del TDAH Actualmente los criterios diagnósticos del trastorno por déficit de atención e hiperactividad se basan en los síntomas del enfermo y en su historial médico. Sin embargo, "en el futuro se utilizarán las pruebas genéticas y las técnicas de imagen, como el qEEG (encefalograma cuantitativo) o la resonancia magnética funcional (fRM)", para realizar el diagnóstico, aseguró Barkley. En este sentido, las técnicas de neuroimagen podrían ser decisivas para determinar de forma precoz el TDAH. Según el especialista, "en el qEEG, un ordenador determina los promedios de actividad cerebral para ver cuáles son las partes más o menos activas del cerebro. De hecho, saca una foto en color del cerebro". Aunque el qEEG y la fRM "aún no están disponibles para su uso clínico, sí podrían estarlo en pocos años", concluyó.
Noticia publicada en Gaceta Médica Digital
Fecha de publicación: Domingo, 17 de Diciembre de 2006