RAFAEL BENITO ES PSIQUIATRA DEL HOSPITAL QUIRÓN DE DONOSTIA
POR MÓNICA MÍGUEZ
Los días 11 y 12 de mayo pasados tuvo lugar en Donostia el IV Congreso Nacional de TDA-H, unas siglas que hacen referencia al Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad. El psiquiatra Rafael Benito fue invitado por la entidad organizadora, ADAHIGI, para hablar de la persistencia de esta afección en la vida adulta.
Hay una creencia extendida de que el TDA-H es un trastorno asociado a la infancia.
Se conoce desde hace tiempo que lo padecen los niños, pero desde hace 10 ó 20 años, se han encontrado evidencias, a partir de seguimientos realizados a lo largo de la vida, de que el problema persiste en edades más avanzadas. Se calcula que la mitad de los niños que lo padecen van a continuar presentando síntomas en su vida adulta.
¿Cuál es el origen de esta afección?
La carga genética es muy importante para que se padezca, aunque también hay factores ambientales que contribuyen a su aparición, tales como que la madre fume durante el embarazo. El que luego permanezca durante la edad adulta está relacionado con que este trastorno tenga que ver con el desarrollo de una parte del cerebro. Es un problema que depende de que los lóbulos frontales del cerebro, que son como los organizadores de la actividad del resto del cerebro, se desarrollan muy lentamente entre los siete y los ocho años, y entre los 25 y los 30. En comparación con niños sanos ese córtex frontal está menos desarrollado. Luego sucede que durante la adolescencia a veces se va completando de manera más o menos adecuada; pero también hay niños que por razones que todavía no se conocen muy bien continúan teniendo problemas de funcionamiento cerebral en la vida adulta. Es como si esa zona del cerebro no hubiese podido completar su desarrollo.
¿Y cómo les afectará en esa vida adulta?
Tendrán una transposición de los síntomas infantiles, pero durante su vida adulta. Son adultos que tienen problemas de atención, de concentración, de hiperactividad y de impulsividad en sus actividades habituales. Es muy característico, por ejemplo que tengan problemas de conducción; que conduzcan más deprisa, que tengan más golpes y más multas, y cometan más imprudencias, precisamente por esa impulsividad provocada por el déficit de atención. En algunos adultos el cuadro ha ido atenuándose, pero la falta de atención, de concentración y el control de los impulsos muchas veces persisten. Como característica distintiva en la vida adulta también está que el TDAH se mezcla con otro tipo de trastornos psiquiátricos. Es muy frecuente que se asocie a la depresión, a la ansiedad y a trastornos por consumo de drogas, las cuales empiezan a consumir antes las personas afectadas por TDAH. Y también tienen la tendencia a escalar hacia drogas más duras. El inicio en el consumo de tabaco, por ejemplo, suele ser dos años anterior en los chavales con este trastorno. Y así con otro tipo de drogas.
¿Se sabe cuál es la causa de que derive en estos otros trastornos?
Algunos se están estudiando bastante. En el caso de las drogas, no se sabe si se hereda una predisposición para los dos problemas o uno aparece después del otro. Parece que es el propio déficit de atención el que predispone al niño a tener problemas con las drogas en la vida adulta. Sin embargo, en el caso de la depresión, y entre las mujeres, parece que ambos trastornos se heredan conjuntamente; habría uno o varios genes que estarían implicados en la aparición de ambos problemas.
Hablan ustedes los especialistas de la importancia de la detección y del tratamiento. ¿Cómo identificar el TDA-H en la edad adulta?
Es más fácil cuando no se tiene otro trastorno asociado. A veces, hasta que no se trata esa depresión, esa ansiedad, o ese consumo de drogas, no empezamos a identificar el déficit de atención. Quizás lo más característico es que las personas afectadas han tenido desde pequeñas dificultades escolares, de rendimiento académico, problemas de conducta; con lo que da una pista de que el problema ya estaba ahí desde la infancia. Pero también hay que demostrar que existen síntomas en la edad adulta. Y cómo se investigan los síntomas en la edad adulta es igual que en la niñez. Hace falta que se cumplan un conjunto de síntomas, no uno sólo. Pero aunque el modo de diagnosticar es el mismo, sí que se pregunta al adulto sobre problemas que tienen que ver más con la vida propia de los adultos. A los niños pequeños se les suele preguntar si corren, si trepan, etc.; actividades que son más difíciles de encontrar en personas adultas. Hay que investigar actividades de la vida diaria en las que pueden presentarse síntomas equivalentes. Normalmente el proceso de diagnóstico pasa por una breve encuesta previa para ver qué pacientes tienen probabilidades de estar padeciendo el TDA-H, y luego se hace una entrevista más completa recogiendo los síntomas que se padecen en la vida diaria.
También parece que otra dificultad para la detección está en que hay síntomas que se identifican con rasgos de la personalidad como la vagancia o el despiste…
Al no haber sido diagnosticadas de niñas, estas personas han asumido que los síntomas que tuvieron pertenecían a su carácter. Y cuando no han sido tratadas desde pequeñas, cuentan en la consulta que son perezosas o descuidadas, como si éstos fueran rasgos de su personalidad, cuando en realidad son síntomas del trastorno. Por el contrario, cuando sí han sido diagnosticadas, las personas tienen claro que lo que les pasa es más parte de un trastorno que de su personalidad.
¿Cuáles son los síntomas ante los que hay que acudir a un especialista?
Cuando haya una trayectoria desde la infancia de hiperactividad, inquietud, impulsividad, problemas en el rendimiento escolar o de atención. Ahí sí merece la pena ver si existe un TDA-H. En realidad los síntomas son los mismos que en los niños: son adultos que se distraen fácilmente, que olvidan citas y compromisos, que no consiguen organizar sus actividades diarias, que no son eficientes en el manejo de su tiempo, que tienen problemas para conservar los trabajos y mantener un buen rendimiento, porque precisamente cometen errores por descuidos; se despistan, se olvidan, no consiguen terminar a tiempo las cosas y a la vez van posponiendo las actividades que no juzgan interesantes; se les acaban los plazos para presentar documentos, hacer gestiones, etc. Merece investigar si hay un TDA-H cuando estos síntomas provocan una disfunción, una alteración en la vida diaria. Muchas veces he encontrado en la consulta adultos que lo tuvieron de niños y que apenas tienen síntomas en su vida adulta porque han conseguido compensarlos, arreglarse; son buenos en el manejo de la agenda, suelen ser meticulosos, tienen sus rituales para no olvidarse de las cosas… Si un adulto funciona bien, realmente no hace falta diagnosticar ni tratar nada; el problema viene cuando las dificultades de atención e hiperactividad empiezan a dar problemas de funcionamiento laboral, familiar o social.
Pero ante la duda…
Si hay dudas, hay que acudir a un especialista; pero teniendo claro que lo que hay que tratar son alteraciones en el funcionamiento y en sus relaciones. El hecho de que alguien tenga despistes, épocas en las que se concentra menos o que no le apetece hacer alguna tarea que le resulta desagradable, no quiere decir que tenga déficit de atención, sino que nuestro cerebro no es perfecto; ni siquiera en adultos sanos. Para una persona adulta que tuvo el problema y hoy en día no tiene demasiados síntomas, y éstos no le afectan en su funcionamiento cotidiano, aunque se pueda diagnosticar, igual no merece la pena iniciar un tratamiento.
¿Qué tratamiento y pautas hay que dar a una persona con TDAH en la edad adulta?
El tratamiento más eficaz es el que se hace con psicoestimulantes, igual que en la infancia; lo único que ajustando las dosis al peso. También es interesante, si hay otros trastornos asociados, tratar primero éstos últimos, y cuando hayan mejorado se puede comenzar a tratar el TDA-H; sobre todo porque los psicoestimulantes pueden causar problemas en pacientes con trastornos asociados como los citados.
¿Se puede llevar una “vida adulta normal” teniendo TDA-H?
Según los seguimientos que se han hecho con niños que continúan con síntomas en la edad adulta, éstos suelen tener más problemas en el trabajo y no duran mucho en ellos; el nivel académico que alcanzan es muy inferior al de adultos que proceden del mismo sustrato socioeconómico. También es frecuente el consumo de drogas y que durante la adolescencia tengan problemas de delincuencia. Pero si consiguen sortear este tipo de problemas más severos, si se adaptan, son adultos que dan la sensación de ser desorganizados, de olvidar cosas… Muchas veces son las parejas las que señalan que son despistados, que se olvidan de todo y no se enteran de lo que se les dice; que tardan mucho en hacer cualquier tarea, que dejan cosas sin acabar, o que son irritables e impulsivos.
Noticia publicada en Hirian